La Ley Orgánica de Protección de Datos, LOPD, tiene como objetivo garantizar y proteger las libertades públicas y los derechos de mantener la intimidad y el honor personal y familiar en España. ¿Esto en qué se traduce? Si alguna empresa o servicio (proveedor) nos solicita datos personales, debe informarnos detalladamente de aspectos como los siguientes:
- Para qué van a utilizarlos.
- Qué tratamiento les darán, cómo los van a proteger.
- Cómo podemos ejercer nuestros derechos ARCO (Acceso, Rectificación, Cancelación, Oposición) al tratamiento de los datos y solicitar, si lo consideramos oportuno, su retirada si creemos que un proveedor está ofreciendo indebidamente información sobre nosotros.
Si queremos saber cuál va a ser el uso que se dará a nuestros datos privados, debemos pararnos a leer los «términos y condiciones» y «políticas de privacidad», incluidos los de los servicios online, por muy pesados y tediosos que nos parezcan antes de marcar la casilla de aceptación de los mismos, ya que en ellos deberán estar detallados todos los puntos indicados anteriormente.
El 25 de mayo comenzará a aplicarse el nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) que sustituirá a la actual normativa. Dicho reglamento, que entró en vigor el 25 de mayo de 2016, está teniendo un periodo de adaptación de dos años, periodo para que las empresas y organizaciones adapten sus términos y condiciones así como den a conocer estos cambios a sus usuarios. Este reglamento firmado desde el parlamento europeo, recoge los derechos y libertades que nos amparan sobre la protección de nuestros datos dentro de la Unión Europea. Está basado en la responsabilidad activa del tratamiento de los datos por parte de las organizaciones y empresas. La estrategia que sigue es prevenir infracciones antes de que ocurran, protegiendo nuestros datos por defecto desde el diseño. De este modo las organizaciones y empresas se comprometen en mayor medida a hacer un mejor uso de los datos y a revisar sus avisos de privacidad.