Archie es un edificio único destinado a residencias por meses, que se ha construido sobre Arc del Triomf, una importante estación que ejerce de nudo de conexión de la red ferroviaria y de metro en Barcelona.
ABAA ha sido el estudio de arquitectura encargado del desafío a petición de Conren Tramway, una de las empresas de inversión y desarrollo más activas de España, volcada en proyectos que respondan a las nuevas necesidades de la sociedad.
La gran condicionante en el diseño del edificio, desde el inicio del proyecto y hasta el final de obra, han sido las preexistencias: el edificio nace encima de una losa de transición que limita con el vestíbulo de acceso del intercambiador, que a su vez está situado encima de los túneles ferroviarios de tren y metro. Esta limitación ha condicionado tanto el diseño como la tipología constructiva elegida y, sobre todo, el peso total del edificio.

Se ha apostado por un sistema constructivo de pórticos metálicos con uniones articuladas -un auténtico mecano de dimensiones aumentadas-, y forjados colaborantes de espesor mínimo. La envolvente y los tabiques interiores también se han diseñado según los mismos criterios de máxima flexibilidad con un mínimo peso. El peso total del edificio en funcionamiento, contando también los ocupantes, es de 8.100 toneladas, es decir, la mitad de un edificio convencional con estructura de hormigón.

Entre la nueva estructura y la existente de la estación se ha implementado un avanzado sistema de amortiguación por muelles, que impide la transmisión de las vibraciones generadas por el tráfico ferroviario a la estructura del nuevo edificio. Se han utilizado un total de 1.521 muelles que sostienen la totalidad de la estructura del edificio y más de 4.000 muelles para la suspensión de la losa flotante de planta baja.

En suma, una obra de arquitectura que además rinde homenaje al entorno con un diseño exterior respetuoso con los edificios industriales de la Barcelona de finales del S. XIX y principios del XX.

Conversación con el entorno: cómo generar armonía visual entre un edificio del S.XXI y un entorno surgido 150 años antes
Cada vez se imponen más los proyectos de arquitectura que comulgan con el entorno, no sólo a nivel de sostenibilidad sino también de armonía visual. El estudio catalán de arquitectura ABAA ha logrado unir la arquitectura moderna con la industrial a través de Archie, un edificio único destinado a residencias por meses, que se ha construido junto al Arc del Triomf de Barcelona, epicentro de un barrio con gran carga histórica.

Promovido de Conren Tramway, una de las empresas de inversión y desarrollo más activas de España, volcada en proyectos que respondan a las nuevas necesidades de la sociedad, el inmueble se encuentra en una de las zonas más antiguas de Barcelona, empezando por su ubicación sobre el antiguo recorrido del Rec Comtal.


Tanto los criterios estéticos como funcionales se han inspirado en los detalles arquitectónicos, los materiales y las proporciones presentes en la arquitectura de tres grandes referentes del entorno:
– La Central Catalana de Electricidad 1897, parte del patrimonio industrial de Barcelona. Archie tomó inspiración de su estructura de hierro roblonado, que absorbía la presión de las vibraciones de las máquinas de vapor, así como en la cromática de los muros de obra vista y los elementos decorativos de cerámica vidriada con grandes ventanales.
– El edificio de la estación del Norte 1861, de estilo neoclásico. ABAA estudió e intentó aplicar los trabajos de vidrio y hierro que destacan en su arquitectura, muy utilizados en aquellos años en edificios públicos, como estaciones o mercados.
– Arco del Triunfo, de 1888: su presencia y sus proporciones clásicas, pero de acabados escultóricos y decorativos en obra vista llenos de simbolismo, sirvieron de inspiración en el tratamiento de los detalles del revestimiento cerámico de la fachada o en el diseño de la sucesión de arcos presentes en el diseño del vestíbulo de acceso a las viviendas.

El resultado es un edificio que consigue pasar desapercibido entre tantas joyas históricas, nacidas 150 años atrás.

Una vida en torno a una mesa
Archie, un edificio único destinado a alojar a aquellos que se trasladan temporalmente a Barcelona, muestra cómo las mesas funcionales y polivalentes son capaces de transformar espacios y convertirlos en hogares de trabajo.
Desde cualquier punto de sus viviendas, de 1, 2 y 3 dormitorios, se invita al trabajo o al ocio. Las mesas funcionales y polivalentes, como elemento central del espacio, se convierten en un elemento de identidad. Sus dimensiones generosas – más de 2 metros – invitan a trabajar, compartir o disfrutar de las sobremesas.

En estos alojamientos también destacan los escritorios de las habitaciones, que cumplen la función de cómoda al tiempo que tienen un sobre generoso para trabajar. La firma de arquitectura e interiorismo ABAA, encargada de diseñar todo el inmueble, se inspiró en la propia experiencia de sus empleados durante la pandemia para asegurar que cumplen con las nuevas necesidades del trabajador en remoto. No restan espacio visual, están orientadas para tener vistas al exterior y cuentan con un fondo neutro para las videollamadas.

Más reservados que expuestos, más próximos que impersonales, estos apartamentos usan además materiales cálidos en el mobiliario para añadir bienestar al entorno urbano en el que se encuentran, dentro de un minimalismo contemporáneo que busca la funcionalidad por encima de todo.


La decoración de Archie
En esta ocasión se ha contado con Daniel Rotmench e Irene Blanco de CULTO INTERIOR DESIGN.
Conjunto de accesorios y elementos decorativos funcionales y de diseño elegante. Comparten, como línea conductora la sencillez. Se ha prescindido de ornamentos superfluos, así la forma y los materiales definen cada objeto. Jarrones, centro de mesa, cojines u organizadores de escritorio bajo un mismo criterio de selección.

A la hora de presentar la propuesta se ha tenido muy en cuenta los recursos arquitectónicos, materiales y la gama de color de las estancias: vigas de acero a la vista en blanco o negro, materiales nobles (estructura central en listones de madera y suelo natural), gama cromática neutra y suave de los espacios, así como las piezas de mobiliario para complementar de forma armónica y reproducir un mismo lenguaje.
Los últimos toques, a partir de estos elementos decorativos, matizan el carácter de las estancias, buscando un acento elegante, un toque divertido y empático con el huésped sin estridencias.

El objetivo era convertir estos apartamentos en el hogar de sus visitantes, conseguir dar un toque personal y acogedor para que se sientan como en casa. La decoración es clave en estos casos pues es el pequeño objeto el que humaniza el espacio y nos ayuda a crear un vínculo.
Daniel Rotmench e Irene Blanco de CULTO INTERIOR DESIGN.

El reto era conseguir el tono justo. Hacer una selección de piezas que la mayoría de personas perciba como propias, que les gustaría tener en casa. Para esto recurrimos a objetos formalmente sencillos pero cada uno de ellos con su personalidad y con un lenguaje propio. Como el jarrón que parece hacer equilibrio sobre una semiesfera, el frutero que podría ser un dibujo a línea o el cojín que parece pellizcado… Cada uno de estos objetos nos cuentan algo de sí mismos y esto nos seduce como usuarios.
Daniel Rotmench e Irene Blanco de CULTO INTERIOR DESIGN.





Imágenes: Conren Tramway