La eficiencia energética está de moda. Y no solo eso, ya que también supone uno de los mayores retos para el sector de las reformas y la construcción, donde es imprescindible por cuestiones funcionales y legislativas: desde 2020, todos los edificios construidos en nuestro país deben ser Edificaciones de Consumo Casi Nulo.
Esto garantiza que sus paredes están construidas con materiales resistentes, que las ventanas y puertas son estancas y resistentes para garantizar el aislamiento o que los sistemas de climatización son respetuosos con el medioambiente, no emiten gases dañinos para la atmósfera y garantizan el ahorro de energía.
Passivhaus, bioconstrucción y energías renovables: ejemplos de eficiencia energética en el hogar
Evitar las corrientes de aire, cambiar la antigua caldera por una de condensación, aprovechar la luz natural, apostar por electrodomésticos programables con clasificación energética A, usar bombillas LED, utilizar termos programables para ahorrar agua o mantener la casa a una temperatura constante son algunos consejos básicos mejorar la eficiencia energética en el hogar.
Otras veces, mejorar la eficiencia energética en una vivienda implica recurrir a las últimas tendencias tecnológicas o aplicar los principios de la bioconstrucción. En estos casos, eficiencia energética es sinónimo de innovación, ya que se basa en el conocimiento de la tecnología y de los recursos para conseguir un consumo mínimo de energía.
En este sentido, la eficiencia energética está muy relacionada con conceptos como «passivhaus«, «bioconstrucción» o energías renovables.
Cuando nos referimos a las passivhaus y las casas basadas en la bioconstrucción, hablamos de tendencias, técnicas o principios de edificación que tienen como objetivo conseguir viviendas con un consumo energético muy bajo: en el primer caso, gracias al máximo cuidado de la envolvente del edificio y a un sistema de ventilación controlada; en el segundo, volviendo a los métodos de construcción tradicionales y al uso de materiales de bajo o impacto ambiental, de origen sostenible o reciclado, para crear hábitats sanos y confortables para las personas y el medioambiente.
Tanto en las casas que siguen el estándar passivhaus (casas pasivas) como las casas «bio» o «eco» exigen un estudio geobiológico y diseño bioclimático, de manera que sea posible aprovechar las características geográficas y climatológicas de la zona (uso paneles solares, aprovechamiento del agua de lluvia, buena orientación del edificio,…).
En las casas pasivas, además, se siguen unos principios en cuanto a aislamiento, hermeticidad y ventilación, de manera que pueden mantener el confort en el interior de la vivienda (temperatura, salubridad, aire limpio, etc.) sin necesidad de recurrir a una fuente de energía.
En caso de necesitar energía con este fin, esta dependerá exclusivamente de fuentes renovables, garantizando así su carácter 100% verde.
Por otra parte, cualquier ejemplo de eficiencia energética en el hogar estará basado en el aprovechamiento de las energías renovables, especialmente la energía solar, tanto térmica como fotovoltaica.
Y es que, a medida que la tecnología para la producción de energía a partir de las fuentes naturales ha mejorado, su precio se ha abaratado y sus plazos de amortización se han reducido, lo que facilita su instalación a nivel doméstico.
3 ejemplos de casas totalmente eficientes
A continuación hemos seleccionado tres ejemplos de casas eficientes que pueden servirte como inspiración:
Vivienda EntreEncinas

Ubicada en Llanes (Asturias) aplicando los principios de la bioconstrucción y el estándar passivhaus, esta vivienda unifamiliar de dos plantas tiene una terraza que se conecta con el terreno de forma natural.
En este caso, casi todos los materiales son naturales: madera o derivados (por ejemplo, el aislamiento se ha hecho con corcho) y piedra caliza y láminas macizas de bambú (para el pavimento). La solera es la excepción, ya que es de hormigón armado con un aislamiento de XPS.
Una de las particularidades de esta vivienda es que el agua de la lluvia se recoge de la cubierta y se almacena en un depósito, de manera que puede aprovecharse para la lavadora, el inodoro o el grifo.
Además, la vivienda aprovecha el 85 % de la energía del aire para calentar su interior gracias a un sistema de ventilación mecánica con recuperación de calor.
Casa Bioclimática GG

Esta vivienda bioclimática de consumo energético casi nulo está situada en Barcelona.
Elaborada en madera, hormigón pulido para el suelo y celulosa como aislante, cuenta con diferentes sistemas de energía renovable, como placas solares fotovoltaicas y ventilación natural. Además, tiene una caldera eléctrica individual para momentos puntuales.
En total, la reducción energética calculada para la casa es el 76%.
Una de las principales características de este proyecto es su diseño modular, de manera que los diferentes módulos se van adaptando de forma autónoma a la morfología del solar y el espacio intersticial: así, mientras en invierno éste se convierte en un captador solar, en las estaciones más calurosas se transforma en una terraza exterior cubierta y conectada al jardín.
Casa VITA

Casa VITA es la primera casa construida en el País Vasco que genera su propia energía de manera totalmente ecológica. Y no solo eso: se calcula que es capaz de producir hasta el doble de dicha energía.
Con una extensión de 170 m² y dos plantas, esta casa pasiva destaca por su aislamiento, elaborado con paneles de madera autoportantes que cubren y fortalecen totalmente las paredes del edificio.
Respecto al principal activo de Casa Vita, está en su cubierta: 44 metros de placas solares fotovoltaicas y térmicas.
Además, dispone del sistema denominado “pozo canadiense”, que consiste en una ventilación de dos entradas de aire y un sistema geotérmico, situado a unos 50 metros bajo el suelo, que da la temperatura indicada al hogar.
Este sistema se complementa con una bomba de calor geotérmica que, junto a los paneles solares, ayuda a calentar el agua sanitaria.
Imágenes: Junkers