Pasamos gran parte de nuestro día en el lugar de trabajo, y aunque no existen suficientes datos concluyentes aun, numerosos estudios apuntan a que la luz podría tener un impacto tanto positivo como negativo sobre nuestro desempeño. A continuación exponemos 5 ideas clave para optimizar la luz en nuestro lugar de trabajo.
La luz natural primero
Debemos aprovechar la luz natural lo máximo posible. El sol que entra por la ventana es fuente de salud y de ahorro y hay que utilizarlo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que varía con el tiempo (hora del día, estación del año, etc.), por lo que siempre hay que contar con la iluminación artificial, aunque sea de forma complementaria. Ya existen numerosos sistemas como los propuestos por Lutron que combinan la entrada de luz natural a través de persianas automatizadas con la regulación de la luz artificial mediante sensores. Ello repercutirá sobre tu rendimiento laboral y tu calidad de vida, de sueño, y de tu actividad diaria. Pero no solo podemos controlar la luz sino como incide en nuestro puesto, por lo que si colocamos la mesa de forma perpendicular a la ventana, la luz solar incidirá de manera lateral sobre el área de trabajo, un aspecto particularmente importante en el caso de trabajos con pantallas de visualización de datos.
Evitar los contrastes fuertes y penumbras
Mas de una vez te habrá pasado que estás tan concentrado en tu tarea frente al ordenador que no te has dado cuenta de que estás trabajando casi a oscuras. Para evitar eso, una luz general aunque sea tenue y poco brillante debería estar siempre presente, de modo que al desaparecer la luz natural, sea la luz artificial la que te alumbre. Trabajar con niveles de luz insuficientes hace que tengamos que forzar la vista lo cual además de repercutir negativamente en ésta puede producir picores de ojos, migrañas y otros malestares. Por otra parte mantener toda la estancia en penumbra y solo estar iluminado por una lámpara de trabajo tampoco es recomendable, por ello luz general. La luz debe dirigirse de forma prioritaria hacia los materiales y objetos con los que trabajamos pero teniendo precaución de orientar la iluminación localizada evitando la formación de reflejos sobre el material. Es aconsejable que la parte superior de las paredes sea de color claro, lo cual contribuye a difundir convenientemente la luz
Equilibrio en la distribución de la luz
La luz de tu lugar de trabajo debería ser equilibrada sin grandes contrastes con una distribución homogénea de la misma. Hay que procurar que no queden algunos rincones saturados de luz y otros en los que escasee, porque el ojo estaría todo el tiempo intentando adaptarse a los cambios, lo cual terminaría cansándote. Todo ello independientemente de que si estamos trabajando en una rea abierta con varios puestos de trabajo, habrá que instalar iluminación localizada en aquellos puestos de trabajo que lo requieran, cuando la iluminación general sea moderada y pueda resultar insuficiente para la realización de determinadas tareas. En estos casos, la luz debe ubicarse oblicuamente por detrás de nuestro hombro.
Luz central para trabajo en grupo o reunión
Cuando nos reunimos a trabajar en grupo, es importante que la luz este centrada respecto al escritorio o mesa de juntas y que provenga de una fuente de luz de techo de temperatura de color cálido y natural. El color produce reacciones psíquicas emocionales que pueden ser positivas o negativas. Si bien no existe una fórmula para seleccionar los colores más adecuados para cada espacio de trabajo con certeza absoluta, sí hay criterios generales. Como ejemplo, los colores cálidos y oscuros producen en los techos sensación de seriedad; en los lados de limitación y en los suelos aparecen como seguros y resistentes. Hay que tener cuidado con el color blanco porque las paredes y suelos de ese color pueden convertirse en superficies deslumbrantes cuando la iluminación es demasiado intensa.
Las luces que llegan
Entrar a tu espacio laboral y que las luces se ajusten al momento del día y a la climatología (lluvioso, soleado…) no es aun una realidad en demasiados lugares de trabajo si bien los sensores de presencia ya activan o desactivan luces en función de las personas que están en el lugar. Sin embargo sistemas más avanzados ya se van siendo y es cuestión de tiempo que llegue a nuestro lugar de trabajo si es que no nos llegó aun el turno. La iluminación “inteligente” aunque pueda suponer una inversión inicial alta proporciona unos beneficios en el corto plazo que merecen la pena. Y no solo se trata de los beneficios sobre la salud y rendimiento que al fin y al cabo no están suficientemente contrastados sino los propios beneficios del ahorro energético que se produce al racionalizar el uso de la luz. Los sistemas que se vienen sabran si necesitas más luz que tu vecino de puesto y de que temperatura y color y se regulará según el momento del día, con niveles más tenues y de colores más azulados por las mañanas y más brillantes y de colores más ocres por las tardes, todo imitando el ciclo de la luz solar, de modo que se adapte a tu ritmo circadiano.